viernes, 21 de junio de 2013

Conoce alguna de nuestras peculiaridades: el casting

Quien no sepa lo que es un casting teatral, suele consistir en mucha gente fuera de un escenario que entran de uno en uno, dicen su nombre, el papel al que desean optar y hacen una muestra de sus capacidades: bailar, cantar, representar el papel, representar algún momento del texto... Y al otro lado está un director que mira con seriedad a los distintos candidatos y decide el reparto.

En La Semilla el modelo de casting que se ha ido fundamentando y que empieza a convertirse en tradición; es algo más genérico y menos intimidante. Cada uno va saliendo al escenario y presenta al personaje al que quiere optar: explica cómo es, qué busca en la vida, cuál es su pasado, cuál cree o quiere que sea su futuro...
Y en el otro lado está... todo el mundo, los demás componentes de la Fundación (que son caras conocidas y amigas); no sólo posibles actores, sino también la gente de decorados, maquillaje, sonido, luces, publicidad... todo el que ese día quiera ir y aportar. Cada uno tiene un papel y un boli con el que va poniendo el nombre del candidato, el papel al que se presenta, lo que le ve de bueno y de mejorable y una casilla adicional para comentarios varios (desde propuestas del papel o el "actor/actriz" hasta si lo ve mejor en otro papel del reparto y por qué).
La ventaja de nuestro sistema es que no sólo tiene que decidir una persona. No todo depende de un criterio, sino que son muchos ojos y muchas maneras distintas de pensar, de imaginarse a cada uno de los personajes de la obra (después de leerla varias veces) y de vivirlo centrados en encontrar al mejor candidato para cada papel. Así el director lleva las riendas, pero no tiene que ir uno por uno preguntando las opiniones. Se las lleva recogidas en las hojas con unos recuadros fáciles de procesar y que recogen lo fundamental.
De este modo, el que resulta nombrado para cada papel está respaldado por la mayoría, le comentarán opiniones y sabrá cómo se ve su interpretación desde fuera: lo que debe mantener, lo que le da personalidad, lo que puede mejorar, pistas de cómo trabajar esto... Somos así de originales.
De este modo, y tras la lectura de todas nuestras fichas y su puesta en común en una riqúsima barbacoa, las cartas están echadas: cada uno sabe su papel y tiene todo el verano para aprenderlo, interorizarlo y aprender a convivir con él en el día a día.


domingo, 16 de junio de 2013

Preparativos teatrales y verano

Una de las ventajas de ensayar y vincular nuestra acción de teatro solidario a colegios es seguir su calendario anual. Encontrarnos a mitades de junio implica que se acercan las vacaciones escolares y, por lo tanto, las vacaciones semilleras.
En cualquier caso, esto también implica que va quedando menos tiempo para septiembre y octubre: cuando empecemos los ensayos del texto... por lo que nuestro verano (en una nueva metáfora escolar) se parecerá a los malos alumnos. Nuestro verano será tiempo de estudio... tendremos que aprovechar los meses de julio y agosto para aprendernos los papeles. Pero este estudio de verano es distinto de los demás recuerdos de estudio estival: el texto se coge con ganas, lo repasas saboreándolo e, incluso, buscas el momento de acudir a él (no de rehuirlo).
Otra implicación es la posibilidad de recuperar el tiempo y los fines de semana. Todos vamos voluntarios al teatro, pero en alguna ocasión supone tener que renunciar a determinados planes de fin de semana con otros amigos, con familia, con pareja...

El próximo fin de semana nos tomaremos vacaciones. Empezará el verano teatral. Algunas tareas se seguirán haciendo en pequeños grupos o de forma individual (como estudiar los papeles), pero la ventaja de las nuevas tecnologías es que nos mantendrán informados de los demás en la distancia: la página web, este blog, Facebook...

sábado, 8 de junio de 2013

Las ganas empiezan a crear obsesión

Lo bonito de un nuevo proyecto está en los primeros momentos. Cuando aparece un nuevo texto (y más cuando es original, como es este caso), alguna gente se lanza a la piscina de la documentación. Y no como una "rata de biblioteca", que las nuevas tecnologías permiten modos más actualizados: películas, otras obras teatrales similares, documentación histórica, fotos de peinados, vestidos, maquillajes, fotos antiguas de la familia...
Y lo mejor, lo más bonito, es que vuelva a ser sábado. ¿Por qué? Porque es cuando nos volvemos a ver después de una semana y compartimos los hallazgos de la semana. Es otra forma de compartir nuestro tiempo. Mientras seguimos con las tareas de decorados, cada cual va contando lo que ha hecho en la semana. Los descubrimientos que ha hecho, lo que ha encontrado, lo que ha visto en una tienda cercana, lo que ha soñado (algunos compañeros son una mina).

Una de las ventajas de La Semilla es que estas cosas se comparten, y luego siempre hay alguien con criterio que lo criba. Lo que es interesante, se incluye o se deja para repensar; lo que aporta a la obra, se le busca un hueco; lo que ayuda a una situación, se comparte, se estudia y se trabaja en el texto; lo que supone un obstáculo, se deja de lado justificando por qué... aunque algunos de estos descartes luego se han retomado para otro momento u otra obra.
Este año, que hemos comenzado por los decorados, los sábados permiten también hablar de los personajes: de cómo los imaginamos, de a quién imaginamos en cada papel, de en qué papel nos vemos (y por qué) y en cuál no (y, también, por qué).
Además, algunos sábados estamos aprovechando para buscar huecos y hacer "talleres de teatro": suponen una toma de contacto con el escenario para los nuevos en el grupo o los que, después de un tiempo detrás, han decidido lanzarse a actuar. Son pequeñas actividades dirigidas para hacernos con el espacio escénico, con la época a la que viajaremos, con los personajes, con la confianza en el grupo... Esto nunca viene mal, por mucho teatro que hayamos podido hacer.
Pero el reloj vuelve a correr rápido y dan las siete y media. Toca recoger y dejar las cosas colocadas. Limpiar el aula de Tecnología y dejarla como estaba... y acercarnos a compartir mientras tomamos algo.
Lo bonito de los sábados en La Semilla es precisamente eso. Compartir. Como hoy.

sábado, 1 de junio de 2013

Comenzando por los decorados...

Un sábado más todo está dispuesto para trabajar en equipo. En esta ocasión, las costumbres de La Semilla van a ser diferentes. Siempre es bueno cambiar, sobre todo si es para bien.
En otras obras se ha diversificado el trabajo entre los actores y la gente que ideaba y preparaba todos los decorados (quizá los grandes olvidados para el público, pero sin quienes nada de esto sería posible).
Esta vez, el proyecto se ha planteado algo distinto: al comenzar a mitad de curso, estamos utilizando estas últimas semanas para hacer entre todos parte de los decorados. Es una oportunidad de reforzar el sentimiento de grupo, de trabajar en equipo, de valorar mucho más el trabajo del gran equipo de decorados (sobre todo por los que nos consideramos más torpes y que sufrimos para las cosas artísticas)... Además es una oportunidad muy especial para combinar nuestros talentos y ponerlos en común: quienes son más meticulosos miden y marcan las piezas, quienes tienen más habilidad cortan las piezas siguiendo estas marcas, entre todos pegamos y montamos las distintas partes que luego se terminarán de decorar, pintar...

Mientras tanto, entre semana, seguimos leyendo el guión de la obra y aprovechamos el tiempo de "manualidades" para poner ideas en común, comentar personajes, escenas, canciones... propuestas de puesta en escena, bromas, posibles personas que interpreten los distintos personajes...
Y por su puesto, la vida. El teatro es una excusa para juntarnos, contarnos nuestra vida y al terminar el trabajo... tomarnos algo todos juntos y seguir compartiendo en torno a unas tapas.