Desde que comenzaron las vacaciones de Navidad hemos hecho muchas cosas: seguimos estudiando el guión, quedamos en casas de unos y otros para cantar y cantar, hemos hecho cena de fin de año (con cotillón, matasuegran, gorritos, narices de payaso y todo lo necesario), hemos ensayado (y por dos veces) las uvas de Nochevieja...


Pero lo mejor vino después: la cena de Navidad. Ahí sí que hubo gran poder de convocatoria. 40 personas nos reuniomos con la mejor de nuestras sonrisas para celebrar el final de 2013 y juntar nuestros mejores deseos para nuestro particular Futuro del Revés: 2014. Entre unos platos y otros, disfrutamos de un buen rato juntos, de risas, de complicidades, de planes para el nuevo año, de buenos propósitos...

Aún así, algunos acudieron también a la Puerta del Sol el día 30. La Semilla siempre vuelve a sus orígenes y las tradiciones no hay que perderlas.
Esta noche, día 31, cada uno estará cons su respectivas familias. Pero un trocito de nosotros estará pensando en La Semilla. Mientras una mano sostenga la copa de cava y sonría a la familia deseando el buen año a los que rodean la misma mesa, la otra mano estará deseando el mejor Futuro del Revés a su otra familia teatrera (que no teatral). Mientras tomemos las uvas con los hermamos y primos, estaremos pensando en nuestra Mandarinada.
Mientras los demás piensan en cómo podrían mejorar personalmente y arreglar el mundo a los demás, nosotros estaremos esperando y deseando que haya mucha gente dispuesta a venir al teatro a vernos... pero no por nosotros y nuestro ego (que quizá, un poquito, también), sino porque todo lo que el público deje de donativo sí que ayudará a otros a crear unn mundo mejor. A que su futuro se vuelva del revés y mejore de ahí en adelante.
